sábado, 29 de enero de 2011

La magnate de las sonrisas

    El director y el medidor del tiempo y de nuestras vidas,  fija como números el diez y el treinta. El sonido del silencio resulta interrumpido, y atraída, como la acción por la reacción, me deslizo hacia su origen. Al llegar, veo a través del cristal la más cautivadora de las escenas, la ingente sonrisa de una pequeña de dieciocho meses. En ese momento la población se ha detenido, la urbe se ha paralizado y el cosmos ha fijado su veraz e inherente existencia en tan minúsculo ser.

   Poder observar su cara de felicidad en el mundo acuático, escuchar sus expresiones de alegría y sobretodo, sentir cómo la estancia en su totalidad, sonreía tras cada una de esas muestras de disfrute.
Y esque, de manera ineludible, la eternidad de la existencia ha sucumbido al magnate de las sonrisas.

   "El que hace reír a sus compañeros merece el paraiso" 







lunes, 17 de enero de 2011

Un 17 de enero cargado de emociones

Buenas noches.
De nuevo, vuelvo a visitar mi pequeño mundo, llevaba un tiempo sin grabar ninguna palabra en este lugar. 
Hoy ha sido un día intenso, lleno de sentimientos y emociones nuevas.  Pero de entre todas destaco una sobre el resto, la última del día. 

Hoy he recibido mi primera clase de Tai Chi. Ha sido increíble, soy una persona que no vive ajena a las filosofías orientales y a la que le gusta documentarme sobre ellas y llevar a la práctica todo lo posible. Algunas veces paro mi tiempo y me dedico ,durante unos instantes, a ver cómo pasa la vida. Intento armonizar, en la medida de mis posibilidades y conocimientos, mis energías corporales. Me sumerjo en un mundo de "vacío" espacio-temporal. Pero la sensación que he vivido esta tarde en esa clase no la  había experimentado jamás, ni en la mejor de mis experiencias anteriores. En un par de ocasiones se me ha helado el cuerpo, la piel se me ha puesto de gallina ... y todo ello únicamente con el poder de mi mente, sintiéndose en una perfecta simbiosis con el cosmos. Apreciaba lo que la profesora sentía y que a su vez nos quería transmitir. Pero de nuevo, uso la palabra increíble para describir esta situación, porque no hemos hablado durante las diferentes figuras, las únicas palabras que se escuchaban eran las suyas al explicar cómo se hacían. Y pese a no pronunciar palabra, yo oía sus sentimientos a través de los movimientos de su cuerpo, a través de sus manos, de su cara, que a pesar de permanecer casi inmutable durante las figuras, mostraba la grandiosidad del universo. 

Jamás me había pasado hasta ahora, pero yo le he sentido a ella, y por supuesto, sé que ella a mí. Y sé que ha sido así porque al final de la clase se me ha acercado para preguntarme qué me había parecido todo y cuál era el motivo por el que me había apuntado a esta actividad. Mi respuesta ha sido, que las filosofías orientales me gustan mucho y me atraen. Y ella, a parte de que lo que principalmente le importa no son los movimientos de cada figura, sino cómo nos sentimos; ha añadido unas palabras sobre mí que me han impactado. Y es que me ha dicho que soy una persona muy sensitiva, muy sensible y que siento mucho todo. 

 TOUCHÉE, MADAME. TOUCHÉE