sábado, 23 de abril de 2016

Noches Furtivas



Mientras la nocturnidad de la noche pliega su muestra de sinuosa venida, mis gotas tienden a postrarse sobre este endeble ser que no desea otra cosa sino ser ante tan flagrante existencia. Los hombros se conectan con la quietud de mi esencia inevitable, que tan solo parece existir en aquellas noches furtivas en que ese elixir quiere rodar por sus muros.


Esos mismos que tan solo sucumben a él pues no son mas que un existir exhausto de su venida a este mundo. Mundo en que no cabe una virtud semejante pues su ser no es de su incumbencia. Ser ... vivir ... negro ... oscuro ... intentar existir.


¿Qué hacer con tantas preguntas que solo tienen tal fin? No puedo sino elegir ahora, porque ese debate ya se erigió en este terreno. ¿Y cuál fue el resultado? ¿Cuál sino...? Aquel en que el verdugo alzaba la voz, descendía la lanza, y cortaba su cabeza.

                   Athenea 

miércoles, 18 de febrero de 2015

La Guerra de los Cien Años


Y el día a día de la monotonía enfermiza continúa esa lucha que se ha transformado en interna. Las paredes de este recinto de aprendizaje y sabiduría se ciernan oscuras y pesadas. La luz radiante que penetra por los espejos transparentes resulta imperceptible frente a ese halo multicolor de rotuladores esparcidos sobre el tablero convertido en escaque sobre el que la contienda entre la dama y el alfil libran sus gélidas batallas.

Ese binomio creado en mi psiqué de autoflagelación-aprendizaje despierta con cada ataque de debilidad mental y se transforma, desde ese primario ente sumiso, hasta convertirse en el mejor de los Espartanos. 

Qué dura resulta la ira de Khrónos, pues incesante mantiene su avance en los momentos indeseados y para desgracia de los contrarios, detiene, a golpe de estocada, las dagas de ese imparable medidor del tiempo. Dando lugar a una contienda que bien podría llevar por título "La Guerra de los Cien Años".

jueves, 27 de febrero de 2014

Oda a un cuarto de centuria



Retomando viejas costumbres que tenía ya olvidadas, la prosa, que fue mi amiga en antiguas vidas pasadas.  Pues la demora de su encuentro fijó el viento en su contra, e hizo que tal espera valiera una mera pincelada. 


Las nubes se abrieron y el sol comenzó a derretir la estancia, ese hielo que impasible había permanecido durante tal existencia tornó en revestir las miles de noches asoladas. La lujuria de la fría soledad llegaba a su fin, pero no adelantemos historias, pues al menos, ésta, merece ser contada. 


Esa noche sentía el calor en las gélidas aguas heladas, mi cuerpo se descomponía mientras la luna todo lo iluminaba. Era triste mi mirada, y el reflejo de aquel cristal oscuro devolvía una mirada encarnecida de dolor. Qué será lo que esconde esa mirada. Todos sospechan, pues ella no muestra apariencia alguna, más que la de esclava. Pero no de otro ser ajeno a ésta, sino de su propio pasado, que con garras de hierro la sujetaba para que jamás dicho lastre abandonase. Más ese día comenzó la lucha, despertó y gritó al mundo que su ofensiva había comenzado. Los visionarios incrédulos seguían agasajando su pasado. Pero la guerrera no quería finalizar tal batalla con un Zugzwang en su derrota. 


El día llegaba y la noche tras él. Y no lograba su desdicha eliminar para siempre de su ser. Fue entonces cuando en día de lluvia evacuó sus sentidos, y no corrió en el universo nada más que sus emociones frustradas por esa mano invisible que tan sólo ella podía ver. Su cuerpo se llenó de luz, y con ella, la primavera adelantó su llegada. Floreciendo en su cuerpo, los frutos de aquella noche en que dijo: “fin”. 


Y como vil resultado, en este caso para su pasado, éste no tuvo más opción que postrarse ante la vencedora y entregar su mano al grito de un Touché Madame, Touché. 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

El resurgir del Universo



Sentada frente al ordenador, compartiendo estos momentos del final del día con Enya cierro los ojos y me dejo llevar por la música que penetra en mis oídos y me traslada a un mundo natural. Una tormenta de fondo interrumpe a veces la dulce melodía que emite un gran piano tendido sobre la verde hierba que contempla la astucia del viento recorriendo sus teclas. Haciendo que tras su paso por ellas emitan su melodía de placer.



     El cielo se torna azul y las nubes avanzan dejando paso a la luz de los rayos que alumbran la oscura nocturnidad de la incertidumbre pasajera que se postra de lleno en el clímax de su ser. La belleza del ente comienza a forjarse dentro de sí mismo, pues ha encontrado la respiración que tanto ansiaba para sí. Cuán bellas resultan las lágrimas que fluyen tras de sí, cuán bellos resultan los sollozos del alma impenetrable cuando comienza a soltar su profunda existencia que permanecía oculta durante años y que jamás mostró a nadie porque lo selló en el olvido de su gran recuerdo fugaz.



   Qué pesada carga para un ser divino, y esque aunque su cuerpo sea de ninfa, su vida y su rostro se tornan de soberana que jamás pudo olvidar lo sucedido aquel día. Y tampoco quiso hacerlo pues su intangibilidad sabía que llegaría un día en el que su cuerpo de sí lo expulsaría. 

 
     Y ahora piensa en ello y no recuerda cómo pudo ser el olvido, y no recuerda cómo pudo ser el silencio, y no recuerda cómo pudiera ser su vida sin esa hazaña que marcó su destino. Qué hacer para enfrentarse ahora a ello. El tiempo continúa hacia su final y la ninfa tiene frío, tiene duda y no sabe cuál será su veredicto. Sólo sabe, que no será la misma moneda con la que se le pagó en su permuta inicial que marcó su vida. 


-Cleopatra-


domingo, 9 de septiembre de 2012

Con tiempo y sin reloj


  
Te miro y sonrío y no puedo dejar de mirarte porque cada gesto que haces supone un suspiro para mí.

Tu sonrisa me llena de alegría a cada instante, tus ojos de felicidad me inundan el corazón de dulzura, tu mirada acuosa me suscita un pensamiento evocador de un diluvio que tan sólo sucumbe al sol cuando cesa la ira de Poseidón

Tus suspiros se entrecruzan con mis dedos temblorosos que no dudan en fijar sus emociones dactilares a pesar de obedecer a la psyqué destinada a amarte

Y qué decir de mis pensamientos, entrelazados como un ovillo queriendo ser encontrado su necesario final, pues la casuística de su existencia parte finita con rumbo al mar de la desdicha

y esos ojos curiosos no hacen más que deslizar sus oscuras pestañas tras los renglones que se muestran tras de sí, pues es claro que su efímera creación es prodigia para quién la lee y recibe pero necesaria para su creador, que no entiende cómo tal palabra puede despertar ese final evocador de un sueño efervescente de un sentimiento inmortal, no sólo para sendas partes sino para la totalidad de la existencia de su raza.

    

sábado, 14 de abril de 2012

Sumérgete en el arte



Canción recomentada para escuchar mientras lees el texto




Sumérgete en el arte de mirar la sonrisa de la luz. Sumérgete en el arte de observar la luz del silencio. Sumérgete en el arte de admirar mi conciencia aturdida por el pensamiento desvanecido de mi inocencia. Por el sueño inanimado de la existencia de la ilusión. Ilusión creada por la tristeza del dolor que dejó en mí la inexistencia de la vitalidad.



Sumérgete en el arte de querer gritar al mundo su abandono de la alegría. De querer huir de la desapetencia, de estar condenada a la parcialidad efusiva de la creencia por su hecho furtivo de razón.



Sumérgete en el arte. Sumérgete en el arte del misterio que una bruma cegadora mostró con luz apasionada. Que una vida segó tras su partida. Que una risa cortó las alas. Que un guiño arrancó de raíz. Que tu mirada quería salir fuera. Que mis manos no cesaban de un abrazo eternamente efímero.



Sumérgete en ese arte



viernes, 20 de enero de 2012

Pensamientos furtivos


La incertidumbre acecha sobre la ventana gris tiñiendo de añil los resquicios de sino acumulados en su balcón. El sueño comienza con su vida efímera de existencia transitoria, llevándose tras de sí el umbral de ardiente sonrisa pasajera.
 

La mirada finita puesta en la cercanía de la duda, el silencio deshecho por un llanto de dulzura que no hace sino recordar el avance de la tropa victoriosa hacia las infestas batallas del amanecer.
 

Cuán desdichado resulta ser el incapaz de sentir la evolución de la historia tras su paso por la vida. Furtivas miradas persecutorias de un fugaz llanto matinal acechan la integridad del dolor.

Bruma errante merecedora de su locuaz vida, pues la valía del generoso mereció su muerte tras la estocada mortal que proporcionó paz al justiciero vengador.


         -Athenea-