miércoles, 18 de febrero de 2015

La Guerra de los Cien Años


Y el día a día de la monotonía enfermiza continúa esa lucha que se ha transformado en interna. Las paredes de este recinto de aprendizaje y sabiduría se ciernan oscuras y pesadas. La luz radiante que penetra por los espejos transparentes resulta imperceptible frente a ese halo multicolor de rotuladores esparcidos sobre el tablero convertido en escaque sobre el que la contienda entre la dama y el alfil libran sus gélidas batallas.

Ese binomio creado en mi psiqué de autoflagelación-aprendizaje despierta con cada ataque de debilidad mental y se transforma, desde ese primario ente sumiso, hasta convertirse en el mejor de los Espartanos. 

Qué dura resulta la ira de Khrónos, pues incesante mantiene su avance en los momentos indeseados y para desgracia de los contrarios, detiene, a golpe de estocada, las dagas de ese imparable medidor del tiempo. Dando lugar a una contienda que bien podría llevar por título "La Guerra de los Cien Años".

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