Las ideas se acumulan en la materia inconexa, el desconocimiento hace que se magnifique el poco conocimiento que tengo sobre ello. La magestuisidad es tal que hasta llegaría a decir una frase impronunciable.
Pero es la insensatez irracional del corazón la que dicta la expresión uniforme del banal cautivo de su amorfosidad. El reclutamiento del silencio en su trono ancestral se despierta ante las gratificantes súplicas de perdón del pueblo temedor de la inclemencia generosa que radica en su propia realidad.
Y ¿qué desdicha vestida con su atuendo marital es capaz de sucumbir ante la réplica inexacta de aquella lágrima inmortal que inicialmente se mostró efímera ante un resultado esperado, pues la necesidad de su existencia justificaba su crueldad final.
¿Cómo suena el vil silencio en la inmensidad de su plenitud cuando llega la hora de renacer tras el asesinato de su lucha cruel contra un enemigo débil que se convirtió en verdugo cuando le entregó la llave de la verdad.
-AtheneA-
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